Abuelo
Hoy hace quinze años que nos despedimos. Alguien decidió por ti el emprender un largo viaje sin retorno y tu aceptaste. Quizás es algo duro decirlo así, estoy convencida de que no querias marchar pero al fin y al cabo eso es lo que hiciste y lo entiendo. Estabas cansado de sufrir, esos ataques de asma eran cada vez más frecuentes y más fuertes; aún recuerdo aquellos momentos tensos en que parecía que te ahogabas y dejabas de respirar unos segundos... yo intentaba sacar todo el aire que tenía dentro de mi para dártelo, creyendo así que repirarías al instante. Tan sólo tenía cuatro añitos y la ingenuidad y la esperanza eran todo uno.
También recuerdo ese día en que mamá y yo fuimos a verte. Estabas estirado en la cama con aquellos tubos horribles que te ponian en la nariz. Te miré a los ojos sin saber que sería la última vez, y noté como tu mano me acariciaba el pecho mientras me acercaba a darte un beso; cuando estuve cerca oí como me decías "yo siempre estaré aquí, pase lo que pase", entonces habías desviado tu mano pero no entendí el porque. Qué iba a saber yo lo que era el corazón?
Dos días después era hoy pero quinze años atrás. Mamá, las tías y la yaya no paraban de llorar. Era una sensación horrible no saber qué pasaba y fui corriendo a tu habitación para contártelo... pero no estabas. La persiana estaba bajada y la cama hecha. No sé qué hice entonces.
No quiero acordarme de nada más. Ahora sólo tengo en mente aquellas partidas de parchís en las que me enseñabas a sumar, aquellas carjadas cuando yo caía en el puente y decíamos a la vez "de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente!"... para qué contarte, creo que tu también debes recordar muchas cosas.
[...]
Desde aquí, sólo quiero darte un abrazo y decirte que te hecho en falta, mucho en falta.
Tu nieta.
También recuerdo ese día en que mamá y yo fuimos a verte. Estabas estirado en la cama con aquellos tubos horribles que te ponian en la nariz. Te miré a los ojos sin saber que sería la última vez, y noté como tu mano me acariciaba el pecho mientras me acercaba a darte un beso; cuando estuve cerca oí como me decías "yo siempre estaré aquí, pase lo que pase", entonces habías desviado tu mano pero no entendí el porque. Qué iba a saber yo lo que era el corazón?
Dos días después era hoy pero quinze años atrás. Mamá, las tías y la yaya no paraban de llorar. Era una sensación horrible no saber qué pasaba y fui corriendo a tu habitación para contártelo... pero no estabas. La persiana estaba bajada y la cama hecha. No sé qué hice entonces.
No quiero acordarme de nada más. Ahora sólo tengo en mente aquellas partidas de parchís en las que me enseñabas a sumar, aquellas carjadas cuando yo caía en el puente y decíamos a la vez "de puente a puente y tiro porque me lleva la corriente!"... para qué contarte, creo que tu también debes recordar muchas cosas.
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Desde aquí, sólo quiero darte un abrazo y decirte que te hecho en falta, mucho en falta.
Tu nieta.